Fotografo NICLAS |
ALZIRA, ¿DESTINO TURÍSTICO? (I), Pedro Benedito Carrió
La amable solicitud de Ana Auñón, compañera de trabajo en el Museo Municipal de Alzira, se ha ido demorando hasta ahora, lo que nos ha llevado hasta agosto, mes vacacional por antonomasia, propiciando abordar un tema de dificultoso tratamiento, por las múltiples vertientes que se abren en torno al mismo.
La primera cuestión susceptible de discusión podría ser si el turismo tiene viabilidad de futuro. El constante incremento de turistas[1] y el hecho contrastado de que el turismo es el mayor sector económico del país[2] y el que mejor está resistiendo a la crisis global[3], manifiestan que la actividad turística se mantiene pujante[4].
Al margen de la actual situación económica coyuntural desfavorable y las manifiestas deficiencias estructurales, cuando los sectores económicos primario y secundario se ven abocados a la reconversión e incluso en determinados casos a la desaparición, avanza el sector terciario[5] y en el caso español impulsado por las orientaciones y directrices europeas especialmente hacia la actividad turística[6].
A partir de estas expectativas es inherente para los sectores económicos del ámbito privado buscar un beneficio prestando sus servicios, y la administración tiende a favorecer su actividad por diferentes medios y directrices políticas, desde medidas fiscales[7] a iniciativas para lograr la puesta en valor de todo tipo de productos –recursos y actividades naturales, culturales, festivos…–, vía declaraciones (Municipios Turísticos, Parajes y Parques Naturales, Bienes de Interés Cultural, Fiestas de Interés Turístico…), homologaciones (rutas de senderismo SL, PR y GR, sistemas de Calidad Turística…), creación de entes dedicados al análisis y estudio del sector (TurEspaña, Instituto de Estudios Turísticos, Segittur, Invattur, Agència Valenciana del Turisme…), incluso promoviendo su explotación directa (Paradores de Turismo de España S.A., …), y últimamente mediante la creación de planes estratégicos de desarrollo sectoriales, territoriales o integrales, que velen por ejemplo por la sostenibilidad turística, por citar las iniciativas más extendidas.
Asi las cosas, ¿las ciudades sin costa como Alzira pueden ser realmente un destino turístico, es decir, cabe otro turismo diferente al de sol y playa?
Evidentemente si, y si bien los orígenes del ya centenario turismo en nuestro país fueron los elitistas establecimientos con fines terapéuticos[8] -balnearios, tomar las aguas, playas, estaciones de montaña…-, éstos darían paso con los años al turista extranjero que aportaba unas buenas divisas en su búsqueda por aprovechar las horas estivales de insolación y las bondades del extenso litoral, causando un boom urbanístico e impacto ambiental que a la vez están siendo muy discutidos desde hace años, del mismo modo que también económicamente se plantea este modelo como caduco por sus muestras de agotamiento en términos de generación de riqueza, pese a los parámetros que se citaron con anterioridad y permitían apreciar la pujanza del sector, así como la abundancia y diversidad de los recursos disponibles, que permiten la adaptación del sector turístico a nuevas tendencias, con la implantación del turismo de interior, que ha incorporado por ejemplo los productos artísticos, rasgo definitorio tanto de la alta cultura como de las formas de vida.
Imagenes de Pedro Benedito Carrió
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