Marta Minujín , artista plástica ha usado siempre la frase "todo es arte", que sintetiza la concepción de la creadora, convertida en el paradigma de su generación.
Ironiza acerca de la solemnidad del arte que, desde la museificación de las vanguardias históricas, patalea y llora su supuesta "pérdida de capacidad creativa y crítica".
"La incursión de la mujer cambió más la historia del arte que todos los movimientos de vanguardias, incluidos el pop art, el cubismo y el surrealismo"
En este contexto, el arte feminista ha intentado deconstruir los modos en que el arte, históricamente, ha asumido como lugar de la mujer el de objeto para ser representado.
El arte feminista (en sus diversas derivas) no se trasforma en una "corriente más de la historia del arte", en una posdata del fin del siglo XX, sino más bien en un movimiento que reconfigura parte de la escena cultural al discutir los valores y las representaciones vigentes en el arte.
Las imágenes de la mujer representada como "ángel" y "mujer-loca", características del siglo XIX, se trasfor-man, a principios del XX a través de las vanguardias, en "Mujer fatal"
Amparo Serrano analiza las prácticas vanguardis-tas. Dice que, si bien una de las "reivindicaciones de las vanguardia" fue la de la libertad sexual y la búsqueda de "nuevas sensibilidades", esa libertad fue siempre mirada (y realiza-da) a través del ojo masculino. La distinción entre matrimonio y amor, belleza y sexo, o las improntas de los desnudos vanguardistas, evitando toda asociación a las figuras "del decoro" modernista, eran un crítica al orden figurativo del arte y a las relaciones sociales dominantes, pero seguían asociando a las mujeres al lugar para ser representadas o para ser deseadas. El lugar de las artistas seguía sin ser más que "la compañera de", "la amante de" o como mucho la "mujer/artista descubierta por".
Si las mujeres fueron históricamente silenciadas de las instituciones y de las prácticas artísticas, la pregunta que hizo consonancia con la supuesta ausencia de mujeres en la historia del arte era ¿qué lugar ocuparon las mujeres a lo largo de la vida artística occidental? La respuesta no era, a simple vista, difícil de contestar: musas de aquí y de allá aparecían siempre alrededor de "la inspiración del genio masculino", o bien en el lugar de la pasividad, del modelaje, como objetos para ser representadas.
La década de los 70 marcó un período histórico signado por la búsqueda y la reconstrucción de aquella parte silenciada que, metaforizando a muchos teóricos, podríamos considerar la "parte maldita" del arte: el arte y su relación con el feminismo, con las prácticas artistas de las mujeres que no se adecuaban al status quo del "ser representadas por y para el genio".
De marzo a julio de 2007 se llevo adelante en el Museum of Contemporary Art (MOCA) de Los Ángeles la muestra WACK! Art and the Feminist Revolution que agrupó a más de 120 artistas mujeres de todo el mundo y cuyas obras abarcan una retrospectiva que va desde el año 1965 hasta 1980. Entre las artistas podemos mencionar a Marina Abramovic, Lygia Clark, Louise Bourgeois, Eva Hesse, Joan Jonas, Ana Mendieta, Yoko Ono, Nancy Spero y Valie Export, Magdale-na Abakanowicz, Helena Almeida, Theresa Hak Kyung Cha o de Assia Djebar. También, con el mismo crite-rio, se realizó en marzo de 2007, en el Brookyln Museum, la muestra Global Feminisms. Y en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, de junio a septiembre de 2007 se llevo adelante la muestra Kiss-Kiss Bang-Bang. 45 años de Arte y Feminismo, con artistas como Barbara Kruger, Ulrike Rosembach, Martha Rosler, Yoko Ono, Zoe Leonard, VNS Matrix, Maite Garbayo, Guerrilla Girls y Catherine Opie.
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