"No dibujo desde hace dos años. Esto no sería , ni significaría nada si el dibujo no hubiera sido un medio de expresión, de evasión de la realidad , de ocio…. De tantas cosas.
Jamás me considere artista, sin embargo no paraba de dibujar , pintar…. Cuando lo hacia me sentía libre, era un reto, una lucha conmigo misma que me hacía feliz, por expresar tanto con tan poco.
Llegue a dibujar más de diez horas semanales, nunca me gustaban los resultados pero disfrutaba muchísimo en el proceso, no me importaba repetir una y mil veces, gastar toneladas de papel…me daba igual, me divertía.
El rumbo de mi carrera cambio, para centrarme en la restauración de obras artísticas, me encanta y no me arrepiento de ello. Sin darme apenas cuenta deje un lado las inquietudes artísticas.
La necesidad de conectar con aquellas antiguas sensaciones, me hicieron ponerme de nuevo ante un papel en blanco.
Cogí el lápiz con decisión, me lance y antes de que tocara el papel titubee. Tras el segundo trazo me quede paralizada, desorientada, como si no entendieras nada, como si el lápiz fuera un extraño y no sabia por donde empezar.
Persistes, pero te das cuenta de que tu ojo tu mano y tu cabeza ya no están coordinados. Persistes, haciendo un intento vano de corregir los primeros trazos. algo que no puedes aceptar como tuyo.
Lo intentas, pero sientes rabia, ganas de arrancar el papel y arrugar lo.
Persistes, hasta que te sientes frustrada por no ser capaz de disfrutar y saber que es una guerra cuyas primeras batallas perdí en el momento que deje de dibujar.
He intentado tozuda, enfrentarme al papel en blanco en varias ocasiones. Cada vez que te propones hacer un nuevo intento resurgen los temores, la incertidumbre y la rabia llegando a haberse convertido en algo doloroso, aquello con lo que disfrutábamos .
Jamás me considere artista, sin embargo no paraba de dibujar , pintar…. Cuando lo hacia me sentía libre, era un reto, una lucha conmigo misma que me hacía feliz, por expresar tanto con tan poco.
Llegue a dibujar más de diez horas semanales, nunca me gustaban los resultados pero disfrutaba muchísimo en el proceso, no me importaba repetir una y mil veces, gastar toneladas de papel…me daba igual, me divertía.
El rumbo de mi carrera cambio, para centrarme en la restauración de obras artísticas, me encanta y no me arrepiento de ello. Sin darme apenas cuenta deje un lado las inquietudes artísticas.
La necesidad de conectar con aquellas antiguas sensaciones, me hicieron ponerme de nuevo ante un papel en blanco.
Cogí el lápiz con decisión, me lance y antes de que tocara el papel titubee. Tras el segundo trazo me quede paralizada, desorientada, como si no entendieras nada, como si el lápiz fuera un extraño y no sabia por donde empezar.
Persistes, pero te das cuenta de que tu ojo tu mano y tu cabeza ya no están coordinados. Persistes, haciendo un intento vano de corregir los primeros trazos. algo que no puedes aceptar como tuyo.
Lo intentas, pero sientes rabia, ganas de arrancar el papel y arrugar lo.
Persistes, hasta que te sientes frustrada por no ser capaz de disfrutar y saber que es una guerra cuyas primeras batallas perdí en el momento que deje de dibujar.
He intentado tozuda, enfrentarme al papel en blanco en varias ocasiones. Cada vez que te propones hacer un nuevo intento resurgen los temores, la incertidumbre y la rabia llegando a haberse convertido en algo doloroso, aquello con lo que disfrutábamos .
La autocrítica mordaz, el recuerdo de la destreza que tenía en el pasado, y la incapacidad real o ficticia para enfrentarme conmigo misma ante un papel en blanco son una constante en todo el proceso. Y sientes una gran impotencia al sentir que has perdido una parte de ti que nunca hubieras querido perder"
Ayer hable con una ex-compañera de facultad, y en nuestra conversación tratamos este tema, seguro que no resulta ajeno.
Le pedí que me lo dejase publicar, bueno, esperaba poderla presentar, solo puedo decir esto de ella:
.. Estudiante de 5º de BBAA , especialidad de restauración.
De todas formas, gracias, me hubiera gustado poner tu nombre.
Ana Auñón
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