miércoles, 2 de mayo de 2012

Eduardo Quiles





A- ¿Cómo te definirías?
E- Soy un escritor independiente, sólo dependo de los límites de mi creatividad.
Llevo escritos más de 50 obras teatrales entre obra larga, monólogos y minipiezas. De entre las obras teatrales citaría La marquesa de La Habana, La ira y el éxtasis, Una Ofelia sin Hamlet, El que robó a mi mujer (vagabundo anarquista contratado como mayordomo en una mansión donde la anfitriona es una Bella Durmiente en manos del aburrimiento). Citaría también El frigorífico, El virtuoso de Times Square (la vivencia de Nueva York a raíz de mis estrenos teatrales). La navaja, El adiós de Elsa. A su vez llevo escritas media docena de novelas y mayor cantidad de relatos. También cultivo, aunque no de forma asidua, la poesía. De modo que por los dramas escritos sería dramaturgo y por la narrativa, novelista.


A- ¿Desde cuándo te intereso la escritura?
E- Fue una vocación temprana, empecé con relatos cortos y poemas. A los 20 años escribí una novela como exploración de formas narrativas y como aprendizaje cuyo título era Almas desnudas. Luego el teatro escrito tocó a la puerta y hasta hoy. Aunque debo matizar que el teatro me cedió más estímulos que la narrativa. No hace mucho recibí un galardón en Buenos Aires por mi cuento El café de los sueños. Volviendo al teatro, tuve la fortuna de estrenar cuatro obras, si incluimos una ópera, en salas pequeñas de Manhattan, (Off-Off-Broadway). Para neoyorquinos exigentes, es el circuito teatral más creativo de la Gran Manzana. También la Universidad de Nueva York produjo mi obra The Employee. Por cierto que hoy con más de cinco millones de desempleados en España la obra, sólo por el tema, debería merecer el interés de los señores de la escena.
A- ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
E- El hecho existencial vivido con intensidad. El compromiso con tu hora histórica. Su perfil de sociedad injusta y con tan acentuadas desigualdades. La utopía de mejorar el tiempo que te tocó en suerte vivir. El objetivo al escribir es alcanzar el corazón y la mente del público/lector, tratando de hacer una síntesis entre pensamiento e imaginación creadora.


A- ¿Quiénes son tus referentes?
E- En teatro, los trágicos griegos, en especial Sófocles. Shakespeare. Las farsas del Siglo de Oro. Los maestros más cercanos: Strindberg, Brecht, sobre todo La ópera de perra gorda, Jean Anohuil, en especial por su instinto teatral, Dürrenmatt, Max Frisch.
A-¿Cuál es el procedimiento que  sigues a la hora de realizar tus trabajos?
E- Normalmente la idea, motor, de una obra, te puede sorprender en un parque, en un avión, en el supermercado, eres el primero sorprendido. A veces buscas la idea, la incitas, la reclamas para que sea una generosa musa y te visite. Una estrategia es quedarte a oscuras en tu estudio oyendo música, Radio Clásica ayuda mucho. Y por citar a un compositor, las cantatas de Bach suelen crear un ambiente idóneo para que la creatividad se active.


A- ¿Cómo ves el panorama actual en España?
E- Yo he vivido en tres continentes, de pequeño en África del Norte. Nombraron a mi padre delegado de Hacienda en Larache. Mi primera escuela fue una escuela francesa. Pero la gran experiencia resultó la escuela pública. Tenía dos amigos, un árabe a un lado del pupitre y un judío al otro. Para un niño que salía de Valencia por primera vez, que subía aun barco por primera vez resultaba excitante, una aventura insólita, y luego ya en Larache, el zoco chico, el zoco grande, el misterio de las mujeres con el velo que cubría parte de su cara, las mezquitas, las sinagogas, los minaretes  y al amanecer oír desde la cama al imán reclamando a la oración. Los viajes a Tetuán, la visita a Tánger. A los cinco años creí estar viviendo un cuento que no deseaba que se terminara nunca de Las mil y una noches. Un mundo mágico. El mejor de los regalos para un futuro escritor. Y dando un gran salto en el tiempo podía hablar de la ciudad de México donde viví varios años y donde fui columnista de un periódico y crítico teatral. También daba clases como profesor de guiones en un Organismo de la Unesco, y ya desde España viajé por Europa y EE.UU. para estrenar obras mías y dar conferencias en universidades, es decir, trataba de explicar las líneas maestras de mi teatro, que denomino Teatro del personaje. El personaje es el mayor reto de un dramaturgo, de un guionista de cine y también de un novelista. No es un azar que Shakespeare esté siempre vivo gracias a sus grandes personajes. No es una casualidad que la pluma de Cervantes diera lo mejor de sí misma  con la creación de don Quijote . Respecto al panorama del arte y la literatura aquí en España, todo es más complicado, ¿cómo decirlo?, por un lado, una realidad cultural de obstáculos y sobrevaloración y por otra blindaje a una minoría. Es decir, algo surrealista, como si existieran centinelas del arte para controlar quién pasa y quién no. Cuando el estreno de El frigorífico en Nueva York, el cónsul español me decía:  en España da la impresión de estar siempre los mismos . Tal vez tenga algo que ver con esa realidad histórica de grandes carencias. Pienso, por ejemplo, en la picaresca, en esa joya literaria que es El lazarillo de Tormes. No es este precisamente un país de oportunidades como EE.UU. más bien un país de fuga de cerebros, sería del teatro del absurdo hablar del sueño español como se habla del sueño americano. Y luego está la expresiva frase los escritores no se leen, se vigilan. No sé quién es su autor, pero no pude evitar la sonrisa cuando conocí la frase. Escribí una farsa titulada El hombre de las mil puertas donde en clave de farsa un vendedor de puertas las ofrece para que el ciudadano pueda sustituir las puertas que se le cierran por esa puerta abierta. Y otro ejemplo. Escribí la obra Insomnio y aquí fue rechazada. La envié a la BBC de Londres y la tradujeron al inglés, la produjeron y encima mandaron libras esterlinas. Ocurrió con 32 años y no me lo podía creer.

A- ¿Cuándo comenzaste, pensaste en llegar  donde estás hoy?
E- Mi sobras de teatro me han permitido viajar, crecer, y conocer mundo: ciudades como Londres, Nueva York, Los Angeles, Estocolmo, Oslo, Berlin, Munich, Frankfurt, y un largo etcétera. También la revista Art Teatral que fundé en Valencia me llevó a Roma, Paris, Nueva York, Caracas, no, no puedo quejarme. Aunque la asignatura pendiente es dar salida a mi narrativa. Empecé a escribir El carnaval del relajo en la ciudad de México y terminé casi toda la novela en Valencia. Quería escribir una novela sobre mis vivencias en México. Un día cruzando el Río Bravo en dirección a la frontera de EE.UU., oí un corrido que salía de una taberna. Aludía a Lucio Cabañas, un maestro rural, quizá influido por el Che, que intentó luchar contra la desigualdad y la hambruna de México y cambió el aula por un fusil y se echó a la sierra de Guerrero con un puñado de seguidores para caer acribillados por el ejército. Viví esa realidad desde la redacción del periódico donde escribía. Hablamos de la década de los años 70, de la utopía de liberar a los desheredados. Por eso escribí El carnaval del relajo, que al publicarse en la desaparecida editorial Prometeo interesó de inmediato a la agencia Carmen Balcells, aunque al final no se encontró editorial.
A- ¿Cuál es tu proyecto más inmediato?
E- Tratar de editar de nuevo El carnaval del relajo. Y Las cenizas del tiempo, novela histórica y de ficción. Acaba de editarse (Amazon,  2,38€) S La obra se inspira en una realidad histórica que muchos españoles desconocen: El intento de secuestro del expresidente de la República Manuel Azaña durante su exilio final en Francia. La protagonista Tina Oliver, una Antígona surgida de la Guerra Civil, a fin de evitar que fusilen a su hermano que está entre rejas por ser discípulo del líder socialista Julián Besteiro, se unirá en Francia al comando que tenía orden de mandar a Azaña a Madrid, en concreto a la Puerta del Sol.
A- ¿Que aconsejas a los que empiezan?
-Si su realización personal es escribir, que recuerden a Plinio el Viejo cuando dice nulla dies sine linea. Ese ningún día sin línea es la clave. A mayor capacidad creadora, quizá paradójicamente, sean mayores los obstáculos, pero además de conseguir vivir en plenitud, más pronto o tarde lograrán sus objetivos. El arte sólo se domina con su práctica También el arte es una carrera de obstáculos y hay que ser corredor de fondo.


A- Y podemos ver trabajos tuyos en.…
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